LA FANTASIA Y LA REALIDAD
" Pons vivía en una casa esplendida al final de la calle Muntaner.Delante de la verja del jardín-tan cuidado que las flores olian a cera y a cemento- vi una larga hilera de coches.
El corazón me empezó a latir de una manera casi dolorosa...Sabia que unos minutos después habría de verme dentro de un mundo alegre e inconsciente.Un mundo que giraba sobre el solido pedestal del dinero y de cuya optimista mirada me habían dado alguna idea las conversaciones de mis amigos.
Era la primera vez que yo iba a una fiesta de sociedad,pues las reuniones en casa de Ena,a las que había asistido,tenian un carácter intimo,revestido de una finalidad literaria y artística.
Me acuerdo del portal de mármol y de su grata frescura.De mi confusión ante el criado de la puerta,de la penumbra del recibidor adornado con plantas y con jarrones.
Del olor a señora con demasiadas joyas que me vino a estrechar la mano de la madre de Pons y de la mirada suya.Indefinible,dirigida a mis viejos zapatos,cruzandose con otra anhelante de Pons,que la observaba.
Aquella señora era alta,imponente.Me hablaba sonriendo,como si la sonrisa se le hubiera parado-ya para siempre- en los labios.Entonces era demasiado fácil herirme.Me sentí en un momento angustiada por la pobreza de mi atavio.Pase una mano muy poco segura por el brzo de Pons y entre con el en la sala.Habia mucha gente allí.En un saloncito contiguo," los mayores " se dedicaban,principalmente,a alimentarse y a reir.
Una señora gorda esta parada en mi recuerdo con la cara congestionada de risa en el momento de llevarse a la boca un pastelillo.
No se por que tengo esa imagen eternamente quieta,entre la confusión y el movimiento de todo lo demás.Los jóvenes comían y bebían también y charlaban cambiando de sitio a cada momento.
Predominaban las muchachas bonitas.
Pons me presento a un grupo de cuatro o cinco,diciendome que eran sus primas.
Me sentí muy timida entre ellas.Casi tenia ganas de llorar,pues en nada se parecía este sentimiento a la radiante sensación que yo había esperado.
Ganas de llorar de impaciencia y de rabia..."
" NADA ",1945,Carmen Laforet
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