EN LOS MADRILES



" La calle de la Cabeza es una de las mas tristes de Madrid.Componese toda ella de casas viejas y feas,entre las cuales descuellan la enorme fachada meridional de la del marques de Perales,y otra que tiene grabada sobre la puerta esta inscripción:Aparta,Señor,de mi lo que me aparto de Ti.
Contrastando con las vías cercanas,aquella no tiene tiendas,y la mayor parte de las puertas están cerradas,a excepción de las cocheras y las cuadras,que por allí mucho abundan.Hacia el Ave Maria,la calle se eleva,como si quisiera subir a los balcones de las casas.Hacia la Comadre se hunde,buscando los sotanos.Algunas acacias,que se asoma por encima de altos muros junto a San Pedro Mártir,estan mirando con tristeza al escaso numero de transeúntes.Se oyen tan pocos ruidos allí que la  calle no parece estar en Madrid y a dos pasos de Lavapiés.Toda ella tiene un aspecto sombrio,un tinte lúgubre,
una mala sombra que no puede definirse,una atmosfera que abruma,un silencio que hiela.Las calles,
como las personas,tienen cara,y cuando esta es antipática y anuncia siniestros designios,una fuerza instintiva nos aleja de ella.
Vulgarmente se cree que en la calle de la Cabeza no ha pasado nunca nada digno de contarse.Por el contrario,es una calle trágica,quiza la mas trágica de Madrid.La tradición que le da nombre,y que no carece de merito en lo que tiene de fantastica,es como sigue:
Vivia por aquellos barrios un cura medianamente rico.Su criado,por robarle,le asesino,cortandole ferozmente la cabeza,y con todo el dinero que pudo encontrar huyo a Portugal.No fue posible descubrir al autor del crimen y,enterrado el clérigo,bien pronto su desastroso fin quedo olvidado.
Pero el asesino,despues de haberse dado muy buena vida en Portugal durante muchos años,volvio a Madrid hecho un caballero,aunque no tanto que olvidase su primitiva condición de criado.
Solia ir el mismo al Rastro todas las mañanas a hacer su compra,y un dia adquirio una cabeza de carnero.Llevabala bajo la capa,y como chorreaba mucha sangre,que iba dejando rastro en el suelo,fue detenido por un alguacil que le mando mostrar lo que oculto llevaba. ¡ Horrible espectáculo !
Al echar a un lado el embozo,el criado alargo en la derecha mano la cabeza del sacerdote a quien había dado muerte.
¡ Milagro,milagro ! Este fue el grito general.Confeso todo el asesino y le llevaron a la horca,acompañado de la cabeza del sacerdote,que había sido de carnero,y cuya vista horrorizaba y edificaba juntamente al pueblo.
Murio,segun dicen,con grandísima devoción y arrepentimiento,y hasta que entrego su alma a Dios no recobro la testa del cura su primitiva forma carneril.Felipe II,que a la sazon nos gobernaba,mando labrar en piedra una cabeza,que se puso en la casa del crimen para memoria de aquel estupendo caso.
En este siglo,la calle de la Cabeza presencio muy cerca el horrible asesinato del marques de Perales el 1 de diciembre de 1908.Cuando las revueltas políticas del 14,vio encarcelar a los diputados y ministros,y aquel silencio tétrico fue turbado en mas de una ocasión por los rugido de la plebe furiosa,embriagada.Nuestra narración nos lleva ahora a la citada calle y a uno de sus edificios mas antipáticos y feos: la cárcel eclesiástica o de la Corona,que estaba en la esquina de la calle Real de Lavapiés,y que todavía existe,aunque destinada a cuadras o cocheras.Un portalon daba entrada al patio,que no había sufrido variaciones esenciales,y tenia en dos de sus lados columnas de piedra para sostener la crujía alta.Las prisiones estaban en el piso bajo y los sotanos,y consistían en calabozos inmundos,algunos con rejas a la calle.Dos puertecillas abiertas a un lado y a otro del zaguán indicaban el cuerpo de guardia y las habitaciones de algunos empleados de la cárcel.
Todas y cada una de las partes del edificio ,dentro y fuera,arriba y abajo,ofrecian repugnante aspecto de incuria,descuido y degradación. "

extraido de: "EL GRANDE ORIENTE",uno de los Episodios Nacionales.
                     Benito Perez Galdos


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